
Vestía para tan comprometido festejo un terno celeste y negro, al igual que había llevado dos días antes en San Sebastián donde anteriormente también se había encerrado con otros seis toros. Pues el pequeño de los "Gallos" guardaba en el armario un trajecito celeste con alamares negros que solo sacaba en contadas ocasiones, para aquellas comprometidas tardes que la ganadería o el paseíllo en solitario lo exigía. El terno a la antigua usanza, celeste con alamares de seda negro que estrenó un año antes en una "miurada" en el coso del Baratillo, en un mano a mano con Belmonte. ¿Cómo no lo iba a usar en esta tarde del verano del 1915?...Que acabó convirtiéndose en la "Semana Grande" de la historia del legendario Joselito.
El preámbulo a aquella gran tarde fue el recibimiento por verónicas que le dio al primero, que si bien fue lanceado en varas, hasta ovacionados fueron los banderilleros, y para rematar la espectacular faena de muleta, culminó con un soberbio volapié, dos trofeos y solamente había lidiado al primero.
En el segundo se ganó a todos los tendidos, con una faena con tres naturales, cinco más de rodillas y tres molinetes y una estocada hasta la empuñadura, de la que rodó el astado. Había terminado con el segundo y ya llevaba cuatro trofeos "El Rey de los toreros".
Tres caballos mató el tercer bravo ejemplar de la tarde, al que Joselito entendió bien con la zurda y con pases de todas clases, para matarlo con una soberbia estocada, otros dos trofeos en el ecuador de la tarde que ya sumaban seis. Al cuarto hasta banderilleó como hizo también con el quinto después de un sublime recital. Algo más le costó matar ya al último de la tarde, pero contando con un total de ¡nueve trofeos! El público extasiado le dieron su merecimiento de rey y una gran multitud acompañada de varias charangas llevaron a hombres al chico de los "Gallos" hasta la misma fonda donde se hospedaba "El Rey de los Toreros" vistiendo su trajecito celeste con alamares negros.
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