viernes, 19 de agosto de 2016

El primer tercio: La suerte de varas.


Con un pañuelo blanco y el correspondiente toque de clarines, da el presidente paso a los picadores. El picador que va a picar se coloca enfrente de chiqueros al otro lado del ruedo sin sobrepasar en ningún mometo las dos líneas blancas que hay señaladas en el ruedo, a excepción de la Real Maestranza de Sevilla donde son rojas y pintadas a pulso; mientras que el otro se queda en la misma puerta de chiqueros, por si el toro mansea y por querencia decide volver por donde ha entrado. 
Son tres los objetivos principales del tercio de varas, si se ejecuta bien:
1. Descubrir las condiciones del animal dependiendo la forma de embestir al caballo, si es bravo o manso, atento o distraído etc. Este tercio también le es muy útil al ganadero para determinar ciertas correcciones genéticas.
2. Ahormar al astado, restarle un poco de bravura, mediante puyazos breves y concisos, para conseguir que el toro embista sin levantar la cabeza.
3. Si las condiciones son las adecuadas es un momento para poder disfrutar de la belleza del espectáculo; si el toro se arranca con alegría galopando hacia el caballo y recarga retorciendo la cola, estamos ante un toro de inconfundible genio y bravura y más si repite sin acobardarse . Por lo que el torero tiene la obligación de saber lucir a semejante ejemplar.
También puede pasar, y pasa bastante en la actualidad, que el picador no pique justo en el morrillo del animal, sino mucho más atrás, consiguiendo hacerle daño en la columna del toro y hasta en algunos órganos, a parte de un desangrado exagerado, por lo tanto el toro llega a los otros tercios casi moribundo, sin bravura ni fuerzas para buenas embestidas. Esto ocurre también cuando el picador abusa de la puya. La puya es el instrumento que utiliza para picar al toro, es una vara de madera que remata con una puya de acero en forma de pirámide, de unos 29 milímetros de largo, después le sigue un tope recubierto de madera de 50 milímetros para terminar en una cruceta. El buen picador solo debe dar dos breves puyazos y solo con la punta piramidal de la puya, si abusa y llega hasta la cruceta, por lo general el toro perderá toda su calidad, su bravura y se debilitará en exceso, por lo tanto estaremos ante una deslucida lidia.

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