
Allá sobre el año 1254, Alfonso X concedió a la ciudad el permiso de celebrar dos ferias de ganado anuales; la primera se celebraría en primavera, mientras que la segunda se celebraría a la entrada del otoño, más exactamente abarcando la festividad de San Miguel, el veintinueve de septiembre.
Durante años se celebraron ambas fiestas, pero con el tiempo acabó desapareciendo la Feria del ganado de la primavera, que se recuperaría siglos después, en 1847, con el éxito obtenido en las ferias del ganado de Mairena del Alcor y Carmona. Por lo que la Feria de Abril, ganaría mucha más popularidad y produjo la inevitable decadencia de la Feria de San Miguel. Durante los años que se celebraba dicha feria en los alrededores del Prado de San Sebastián, era de obligado cumplimiento las corridas que se celebraban durante la Feria de San Miguel en la desaparecida hoy monumental de san Bernardo, ocupaban estas corridas el epicentro de esta feria, donde quedará para el recuerdo de la Tauromaquia faenas épicas como las que cuajó "El Gallo".
En esta fotografía podemos apreciar al fondo la desaparecida monumental de San Bernardo.
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